El Juzgado Supraprovincial de San Román sentenció a cadena perpetua a Manuel
Javier Quispe (38), un falso curandero y tejedor que sin el menor escrúpulo
abusó sexualmente de su hija de iníciales T.J.G de catorce años de edad en el
año 2009.
Los magistrados dictaron la máxima condena para Javier Quispe,
natural de Nicasio-Lampa, al encontrar los elementos de convicción suficientes para determinar su culpabilidad por el delito Contra La Libertad Sexual, en su modalidad de Violación Sexual de menor de edad, con todas las agravantes del caso.
Según el fiscal de la Primera Fiscalía Provincial Penal Corporativa de San Román, José Antonio Pagaza Guerra, a las agravantes se suma el antecedente de que el degenerado padre intentó violar a su hija cuando tenía nueve años, habiendo consumado el delito cuando ella cumplió los 14 en el 2009.
Las investigaciones se prolongaron por aproximadamente un año, mientras el degenerado padre se cumplía prisión preventiva en el penal de La Capilla, diligencias que incluyeron la participación de peritos especializados de la ciudad de Lima, así como la Unidad de Víctimas y Testigos.
Además, se realizaron varias pericias psicológicas que conformaron múltiples traumas en la menor ultrajada, que ahora se encuentra en custodia del albergue Virgen de Fátima en Puno. Mientras que los exámenes de su padre concluyeron en que no tenía ninguna patología por lo que actuó con pleno conocimiento de los hechos.
SENTANDO PRECEDENTES
Pagaza Guerra destacó que esta es la primera vez que se dicta cadena perpetua para violadores y otros delitos en general en la provincia de San Román, por lo que enfatizó el papel de jueces y fiscales en ser implacables y no tener ninguna contemplación ante la comisión de este delito que denigra y destruye personas.
Subrayó que este caso sienta precedentes para que depravados como Javier Quispe, se abstengan de cometer este delito, no obstante, hizo un llamado a las víctimas en no temer denunciar a sus agresoras por más que estos sean miembros de la familia.
El fiscal lamentó que gran parte de los casos denunciados no prosperen debido a que las víctimas a última hora se retractan, muchas veces motivadas por amenazas de su agresor, como ocurrió con el falso curandero y tejedor que no reparó en generar pánico en su hija para que no lo denuncie.
Los magistrados dictaron la máxima condena para Javier Quispe,
natural de Nicasio-Lampa, al encontrar los elementos de convicción suficientes para determinar su culpabilidad por el delito Contra La Libertad Sexual, en su modalidad de Violación Sexual de menor de edad, con todas las agravantes del caso.
Según el fiscal de la Primera Fiscalía Provincial Penal Corporativa de San Román, José Antonio Pagaza Guerra, a las agravantes se suma el antecedente de que el degenerado padre intentó violar a su hija cuando tenía nueve años, habiendo consumado el delito cuando ella cumplió los 14 en el 2009.
Las investigaciones se prolongaron por aproximadamente un año, mientras el degenerado padre se cumplía prisión preventiva en el penal de La Capilla, diligencias que incluyeron la participación de peritos especializados de la ciudad de Lima, así como la Unidad de Víctimas y Testigos.
Además, se realizaron varias pericias psicológicas que conformaron múltiples traumas en la menor ultrajada, que ahora se encuentra en custodia del albergue Virgen de Fátima en Puno. Mientras que los exámenes de su padre concluyeron en que no tenía ninguna patología por lo que actuó con pleno conocimiento de los hechos.
SENTANDO PRECEDENTES
Pagaza Guerra destacó que esta es la primera vez que se dicta cadena perpetua para violadores y otros delitos en general en la provincia de San Román, por lo que enfatizó el papel de jueces y fiscales en ser implacables y no tener ninguna contemplación ante la comisión de este delito que denigra y destruye personas.
Subrayó que este caso sienta precedentes para que depravados como Javier Quispe, se abstengan de cometer este delito, no obstante, hizo un llamado a las víctimas en no temer denunciar a sus agresoras por más que estos sean miembros de la familia.
El fiscal lamentó que gran parte de los casos denunciados no prosperen debido a que las víctimas a última hora se retractan, muchas veces motivadas por amenazas de su agresor, como ocurrió con el falso curandero y tejedor que no reparó en generar pánico en su hija para que no lo denuncie.
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